Hoy os traemos un interesante artículo para los amantes del ajo.
Para aquellos que les guste cocinar o, simplemente, disfrutan con la comida, no hay nada mejor que el olor de un sofrito o el sabor de unos filetes a la plancha con ajitos. Pese a que hay quienes piensan que el ajo es un alimento fuerte y que luego tiende a repetirse, las comidas no serían lo mismo sin él. Además de su importancia en la cocina, hemos de decir que el ajo es un alimento altamente beneficioso para nuestra salud.
El ajo tiene múltiples beneficios para nuestra salud entre los que destacan los siguientes:
- Uno de los usos más antiguos del ajo es como un antibiótico. El ajo mata a una amplia gama de microbios, incluidos virus, bacterias, hongos y parásitos.
- Protege el corazón. El ajo protege nuestro corazón contra los problemas cardiovasculares como ataques al corazón y la aterosclerosis. En el ajo se encuentran compuestos con propiedades de anti–coagulación y éstos ayudan en la prevención de la formación de coágulos de sangre en el cuerpo.
- Reduce el colesterol. El ajo tiene la capacidad de disminuir moderadamente los triglicéridos en la sangre y el colesterol total y reducir la formación de placa arterial.
- El uso diario de ajo podría reducir la frecuencia y el número de resfriados. Sus propiedades antibacterianas ayudan en el tratamiento de las irritaciones de garganta. El ajo también puede reducir la gravedad de las infecciones del tracto respiratorio superior.
- Diabetes. El ajo aumenta la liberación de insulina y regula los niveles de azúcar en sangre en los diabéticos.
- La prevención del cáncer. Se ha encontrado que el consumo diario de ajo podría ayudar para reducir el tamaño de algunos tumores cancerosos y ayuda a prevenir algunos tipos de cáncer, en particular los de los intestinos.
Como veis, el ajo es un alimento que todos deberíamos consumir asiduamente y mejor en fresco que cocinado. Sin embargo, el ajo tiende a estropearse. No importa donde lo guardes que acaba secándose. Debido a esto, hoy os traemos una receta de ajos encurtidos para que los podáis mantener por más tiempo conservados en tarros de vidrio.
La idea principal es muy sencilla y la podéis hacer rápida y fácilmente en vuestras casas.
● Lo primero que haremos será pelar todos los ajos. Una vez los tengamos, los clasificaremos en función de su estado.
● La etapa clave de esta preparación es el escaldado. Los ajos, así como otros encurtidos, pueden sufrir una fermentación previa a su envasado o no, y envasarse en fresco; pero todos deben de pasar antes por el tratamiento de escaldado.
Se pone una cazuela al fuego con agua. En el momento que rompa a hervir, echamos los dientes, y los dejamos cociendo durante unos 3 minutos.
● Escurrir los ajos y refrescarlos con agua fría para cortar completamente la cocción.
● Una vez hayamos escaldado los ajos, tenemos que quitarles ese sabor tan fuerte de ajo crudo. Para ello tenemos dos opciones:
1. Fermentarlos, tal y como hemos comentado otras veces mediante salmueras.
2. Tomar un cazo con agua, sal y vinagre y llevar a ebullición durante más o menos 3 minutos.
● Escoger los botes de vidrio donde vamos a envasar los ajos y, previamente, esterilizarlos. Si queréis saber cómo esterilizar los tarros debidamente, mirad en el siguiente enlace: /conservas/2013/07/la-forma-facil-segura-de-hacer-el-vacio-en-botes-de-cristal/
● Una vez tengamos los tarros de vidrio esterilizados, colocamos los ajos en ellos y, a continuación, vertemos nuestra mezcla de agua + sal + vinagre caliente dentro de ellos.
● Cerrar y dejar reposar al menos unas semanas en el frigorífico. En este caso, la pasteurización es opcional, pero siempre recomendable
Bueno, pues ya sabéis como hacer vuestras conservas de ajos, los cuáles podéis consumir en cualquier momento, solos o acompañados con algunas aceitunas. Esperamos los disfrutéis y, ya sabéis, para cualquier consulta sobre la receta o sobre qué envase usar, escribidnos.