El 16 de octubre es, desde el año 1979, la fecha oficial para el día Mundial de la Alimentación. Su principal objetivo es concienciar a la población de la falta de recursos en los países menos desarrollados, alcanzando un total de 795 millones de personas sin acceso a los alimentos.
Esta cifra llama aún más la atención si tenemos en cuenta que anualmente se produce el doble de comida de la que hace falta para los 7.400 millones de habitantes del planeta. Para lograr paliar esta irregularidad, un papel esencial lo juegan los envases y conservas.
Desde la prehistoria se han buscado métodos para mantener durante más tiempo los alimentos, eliminando la necesidad de buscar y preparar diariamente la comida. A lo largo de los años se han llevado a cabo técnicas como:
- Desecación: consiste en extraer el agua de los alimentos por la acción del calor del sol o fuego evitando la proliferación de microorganismos y dificultando la putrefacción.
- Salazón: se trata de incorporar sal para que ésta capte el agua del alimento, deshidratándolo y privando de este elemento vital a los microorganismos.
- Ahumado: consiste en exponer a los alimentos al humo que producen algunas maderas.
Sin embargo, no fue hasta 1810 cuando Nicolás Appert, investigador francés, inventó la técnica de conservación de alimentos por calor: pasteurización y esterilización. Ambas técnicas consisten en la destrucción térmica de los microorganismos presentes en determinados alimentos, con el fin de permitir su conservación durante más tiempo. La diferencia básicamente radica en el tiempo y temperatura de calentamiento.
- Pasteurización: se calienta un alimento a una temperatura de entre 70 y 95ºC al baño maría y se deja enfriar.
- Esterilización: se realiza en una olla exprés o una autoclave en ámbito industrial, que puede alcanzar temperaturas entre 100 y 115ºC, suficiente para destruir la mayor parte de los microorganismos.
A pesar de la creencia popular, las conservas no contienen conservantes. La propia esterilización basta para mantener el producto en perfecto estado hasta su consumo.
Dentro de esta técnica para conservar alimentos, los envases se convierten en protagonistas, cumpliendo varias funciones como almacenar, transportar, proteger el contenido e impactar al consumidor.
En Berlin Packaging somos conscientes de la importancia de los envases para hacer accesibles los alimentos a todos los habitantes del planeta, facilitando la conservación y ayudando a erradicar el hambre en el mundo.
Por ello, trabajamos para que gracias a nuestros recipientes, las conservas puedan almacenarse durante largo tiempo.
Queda patente que no se necesita más comida, sino una correcta distribución de la que hay actualmente. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) fue la encargada de proclamar el Día Mundial de la Alimentación con la finalidad de concienciar sobre el problema alimentario y promover la lucha contra el hambre, desnutrición y pobreza, proponiendo cada año diversos avances hasta que se logre el objetivo de “Hambre cero”.
En Berlin Packaging queremos enseñar a evitar la pérdida de alimentos, elaborando conservas propias para poner así nuestro grano de arena en la lucha contra el hambre. Visítanos en www.berlinpackaging.eu